
Temerosos de que el sistema de destrucción pudiera aún estar activo, ningún técnico se atrevió a acercarse al cohete. Tras esperar un tiempo prudencial para constatar el agotamiento de la batería que gobernaba dicho sistema, algunos héroes se aproximaron a la rampa de despegue para asegurar el vehículo.
Una vez examinado lo ocurrido, se determinó que el fallo se había producido debido a que dos conectores eléctricos que unían al cohete con el centro de control no se habían separado de él simultáneamente en el momento del despegue, tal y como estaba previsto. Lo hicieron, pero en secuencia, o al menos eso creyó el cohete, pues uno de ellos resultó tener unas clavijas ligeramente más cortas que el otro. Eso provocó el envío de una señal de aborto al motor, que se apagó. Pero por alguna razón, la cápsula no siguió la secuencia de aborto esperada, sino que simplemente creyó que su vuelo propulsado había terminado. Automáticamente, separó la torre de emergencia y liberó los paracaídas al detectar con su barómetro que estaba muy cerca de la superficie, además de la baliza de señales. Dos helicópteros conectados por radio a dicha baliza, empezaron a desplazarse en busca de la nave, pero se encontraron con que ésta aún estaba en la rampa de lanzamiento.
La cápsula no fue dañada, así que aún podría utilizarse para un nuevo intento, que, eso sí, implicó un intercambio de cohetes. (Foto: NASA)
No hay comentarios:
Publicar un comentario