
El sistema estelar estudiado se llama NGC 1333-IRAS 4B, y se encuentra creciendo dentro de un capullo frío de gas y polvo. Dentro de este capullo, rodeando ya al embrión de estrella, se encuentra el citado disco protoplanetario. Según el Spitzer, el hielo de agua del exterior del capullo se precipita paulatinamente hacia la estrella, vaporizándose a medida que alcanza el disco. Los astrónomos creen que este vapor de agua volverá a congelarse y que acabará formando cometas y asteroides, algunos de los cuales impactarán contra los futuros planetas rocosos, creando costras de hielo (como ocurrió en Europa, Ganímedes, etc.), o llenando de agua líquida sus accidentes topográficos (como ocurrió en la Tierra).
Las observaciones del Spitzer sirvieron también para obtener datos físicos sobre el disco protoplanetario: éste tiene una densidad calculada de al menos 10.000 millones de moléculas de hidrógeno por centímetro cúbico, un radio mayor que la distancia promedio entre la Tierra y Plutón, y una temperatura de 170 grados Kelvin. NGC 1333-IRAS 4B se halla en la constelación de Perseo, a unos 1.000 años-luz de nosotros. (Foto: NASA/JPL-Caltech/R. Hurt (SSC))
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