
La tarea de la sustitución del CMG averiado recayó sobre Dave Williams y Rick Mastracchio, quienes volvieron a pasar la noche antes en el interior del módulo Quest, a presión inferior, para purgar el nitrógeno de sus cuerpos. A la mañana siguiente, salieron del módulo y se colocaron los trajes espaciales con la ayuda de sus compañeros. De regreso al Quest, salieron al exterior a las 15:32 UTC del 13 de agosto. Su excursión extravehicular duraría 6 horas y 28 minutos.
Desde el interior, sus colegas Scott Kelly, Charles Hobaugh, Tracy Caldwell, Barbara Morgan y Clay Anderson, manipularon los brazos robóticos tanto del transbordador como de la estación, y coordinaron sus movimientos con la ayuda del control de tierra. En primer lugar, se utilizó la ayuda del Canadarm-2 para extraer el CMG estropeado y almacenarlo de forma temporal. Mastracchio y Williams manipularon el equipo con mucho cuidado. A continuación, se levantó el nuevo giroscopio desde la bodega del Endeavour y los astronautas lo instalaron en su lugar, en el segmento Z1. Por último, volvieron a coger el CMG averiado y lo dejaron conectado a la plataforma externa de almacenamiento número 2 (ESP 2). Permanecerá allí hasta que, en una futura misión de la lanzadera, sea llevado a casa. En cuanto la nueva unidad quedó instalada, el control de tierra inició los procedimientos de comprobación sobre su funcionamiento. Paralelamente, Mastracchio y Williams regresaron al interior de la estación.
Completada la tarea principal del día, los astronautas colaboraron con Alvin Drew, que había dedicado las últimas horas a transferir más suministros y equipos del Endeavour a la ISS.
En la Tierra, los expertos continuaban revisando los datos y las imágenes de las losetas térmicas golpeadas durante el lanzamiento. Se hicieron pruebas con losetas dañadas de forma intencionada, para comprobar si podrían resistir el regreso. En función de los resultados, los astronautas tendrían que efectuar una reparación durante la cuarta salida extravehicular, o dejar las losetas en su estado actual. La NASA, sin embargo, estaba tranquila, porque los especialistas confirmaban que en el caso de una emergencia que obligara a abandonar la estación en ese preciso instante, el Endeavour podría efectuar un aterrizaje perfectamente seguro.
Mientras, Yurchikhin y Kotov, los cosmonautas rusos de la estación, continuaban con su complicado trabajo de reparación y sustitución de diversas piezas en el complejo informático del módulo Zvezda. (Foto: NASA)
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