
Además de esta labor, la tripulación dedicó buena parte del viernes 17 de agosto a continuar con la transferencia de suministros y finalmente a una rueda de prensa con periodistas estadounidenses y canadienses. La conferencia, realizada en el módulo Destiny con todos los astronautas presentes, ya es una tradición en todos los vuelos de la lanzadera espacial. Durante sus respuestas, pudieron afirmar públicamente estar de acuerdo con la decisión de no reparar el daño en el sistema de protección térmica.
Paralelamente, en la Tierra, los especialistas en la NASA empezaron a prestar atención al comportamiento del huracán Dean. Su zona de influencia abarcaría también a Houston, sede del centro de control, por lo que la agencia comenzó a valorar la posibilidad de recortar un día la misión del Endeavour (previamente prolongada tres jornadas). Si el huracán afectaba a Houston, las instalaciones del Johnson Space Center tendrían que ser cerradas, y ello impediría controlar a la lanzadera, por lo que ésta debería estar de vuelta con antelación.
Otro grupo de especialistas había trabajado contrarreloj para determinar si Williams y Anderson podrían efectuar el cuarto paseo espacial con seguridad, después de que uno de los guantes de Mastracchio se dañara durante el tercero y obligara a reducir su duración. La conclusión fue que lo sucedido fue debido a un desgaste en el material, y que Williams y Anderson sólo tendrían que revisar más frecuentemente el estado de sus guantes, en busca de cualquier corte que pudiera producirse en los ángulos agudos del exterior de la estación.
Tras preparar sus herramientas, los dos astronautas se dirigieron a pasar la noche en el interior a presión inferior del módulo Quest. Todo estaba a punto para la última salida el sábado. Durante esa noche, sin embargo, los expertos de la NASA decidieron recortar su duración inicial, de 6,5 horas a 4,5 horas, para permitir un cierre de las escotillas antes del final del día. De este modo el Endeavour podría separarse de la estación el domingo, en caso de que la agencia decidiera su regreso un día antes. La reducción implicaría la eliminación de un par de trabajos menores (limpiar el escudo de los módulos Unity y Destiny, y desplazar una caja de herramientas a un lugar más céntrico), los cuales quedarían para una futura EVA.

En la Tierra, la NASA decidió finalmente que el Endeavour regresara un día antes, como precaución ante la evolución del huracán Dean, tormenta perfectamente visible desde la órbita y que Williams observó con evidente interés. Los planes en ese momento eran aterrizar el martes, en cualquiera de los centros de aterrizaje, en Florida, California o New Mexico. Si ello no fuera posible y Houston tuviera que ser cerrado, la agencia enviaría una especie de “centro de control de emergencia” a Florida, desde donde se ocuparía de dirigir la maniobra de descenso el miércoles.
Las dos tripulaciones, completadas todas las actividades conjuntas, se despidieron el sábado por la noche. Las escotillas entre las dos naves se cerraron a las 21:10 UTC del 18 de agosto. La separación definitiva ocurriría a las 11:56 UTC del 19, casi nueve días después de la llegada del Endeavour al complejo. El transbordador retrocedió a unos 120 metros de distancia y luego activó sus motores de maniobra en dos ocasiones (12:23 UTC y 12:53 UTC), alejándose definitivamente.
Ya en vuelo libre, la tripulación del Endeavour utilizó el brazo mecánico de su vehículo, unido a la pértiga OBSS, para inspeccionar las losetas térmicas del borde de las alas y el morro, asegurándose de que todo estaba en buen estado para la reentrada. Los datos fueron transmitidos y serían examinados por los especialistas en tierra durante las siguientes horas. El resto del día estaría dedicado al descanso y al tiempo libre. Si todo iba bien, su último día en el espacio sería el martes 21 de agosto, con un aterrizaje en la pista del centro espacial Kennedy previsto para las 16:29 UTC. (Fotos: NASA)
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