
La muestra fue soltada el mismo día sobre las compuertas semiabiertas del aparato, pero aunque las fotografías muestran la tierra, el sensor interno del TEGA indicó que ninguna parte de ésta había caído realmente al interior del horno. Parece que la tierra de la superficie forma conglomerados. Dado que la rejilla del instrumento ha sido diseñada para que pasen por ella partículas de hasta 1 milímetro de diámetro (evitando así que el paso hacia el interior se tapone), si la tierra crea conglomerados, no puede bajar fácilmente hasta su destino. En el citado conducto hay un rayo infrarrojo que lo atraviesa, el cual, al interrumpirse por el paso del material, debería señalar su entrada, lo cual no se había producido aún. Los científicos, para resolver el problema, están estudiando diversas alternativas, como usar el brazo robótico para apretar el material en la superficie antes de recogerlo, de manera que se rompa. El TEGA también posee un mecanismo de vibración para facilitar la entrada de la tierra. Se utilizó durante sólo cinco minutos, y podría usarse durante más tiempo. Esta última opción se probaría el domingo 8 de junio (Sol 14). (Foto: NASA/JPL-Caltech/University of Arizona/Max Planck Institute)
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