
Cuando la Huygens “tocó tierra” el 14 de enero de 2005, continuó transmitiendo hacia la sonda madre, la Cassini, que pasaba por encima de la zona de descenso. Pero parte de esta transmisión se propagó hacia abajo, rebotó en la superficie y volvió a elevarse en dirección a la Cassini e interfiriendo con la señal principal. De esta forma, cuando los científicos estudiaron la transmisión, se dieron cuenta de que su potencia crecía y decrecía de forma rítmica y aparentemente inexplicable.
Ahora sabemos que la transmisión no sólo llevaba la información normal esperada, sino también otra accidental producto del rebote de la señal en la superficie. Miguel Pérez-Ayúcar y su equipo la analizaron y han concluido que para explicar su comportamiento la superficie debía ser relativamente plana y estar cubierta por piedras de unos 5 a 10 cm de diámetro. Las imágenes enviadas por la nave parecen confirmar esta hipótesis. (Foto: ESA)
Huygens
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