
La SELENE debía volar el 13 de septiembre pero la meteorología no cooperó. Ya en ruta hacia su destino, se convierte en la sucesora de las viejas Hiten y Hagoromo (1990). Uno de los motivos por los cuales se han producido retrasos en su lanzamiento ha sido su extrema complejidad. Lleva a bordo un total de 15 instrumentos científicos, gracias a los cuales podrá levantar un mapa de la distribución de los elementos químicos y los minerales lunares, definir la topografía y las estructuras de la superficie, e investigar el campo gravitatorio y el entorno de la Luna, como el plasma, el campo electromagnético y las partículas de alta energía. Todo ello se hará con una mayor resolución que anteriores misiones, por lo que será muy importante para futuras empresas.

El orbitador pesa unas 3 toneladas, está estabilizado en sus tres ejes y permanecerá en una órbita polar circular de 90 grados, para asegurar una cobertura completa de la superficie. El VRAD pesa 50 kg y girará en una órbita de 100 por 800 km, mientras que el Rstar también pesa lo mismo y será colocado en una trayectoria alrededor de nuestro satélite de 100 por 2.400 km. Ambos están estabilizados por rotación.
La SELENE corregirá su trayectoria antes de llegar a la Luna. Una vez a su alrededor, liberará a los dos subsatélites, que se dirigirán a sus respectivas posiciones. En pocas semanas, el grupo empezará a enviarnos información e imágenes. (Fotos: JAXA)
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