El administrador de la NASA, Michael Griffin, anunció oficialmente el 31 de octubre que sí habrá una última misión de mantenimiento hacia el telescopio espacial Hubble, tal y como se esperaba. Esta operación debería prolongar la vida útil del observatorio hasta el 2013 y quizá más allá.
Esta quinta misión de mantenimiento ocurrirá en algún momento entre la primavera y el otoño de 2008. Aún debe decidirse qué vehículo emplear, para minimizar los efectos en el calendario de lanzamientos hacia la estación espacial internacional. La tripulación que participará en la empresa sí ha sido decidida: estará comandada por Scott D. Altman, con Gregory C. Johnson como piloto, y John M. Grunsfeld, Michael J. Massimino, Andrew J. Feustel, Michael T. Good y K. Megan McArthur como especialistas de misión. Su objetivo será dejar al Hubble en la mejor forma posible para que pueda trabajar hasta que su sucesor, el telescopio Web, pueda estar listo. Así, se reemplazará uno los sensores FGS, que le sirven para apuntar con gran precisión, se intentará reparar el instrumento llamado Space Telescope Imaging Spectrograph (que no funciona desde 2004), y se instalarán otros dos muy avanzados, el Cosmic Origins Spectrograph (COS) y la Wide Field Camera 3 (WFC3). El COS será el espectrógrafo más sensible utilizado hasta la fecha en el Hubble, y la cámara WFC3 trabajará para obtener imágenes en el infrarrojo, visible y ultravioleta.
La misión STS-125 no estará exenta de riesgo. Con el Hubble en una órbita incompatible con la estación internacional, el transbordador no podría dirigirse hacia esta última en caso de sufrir daños durante el despegue. Por esa razón, la NASA ha decidido no transformar inmediatamente la rampa 39B para el programa Constellation, como estaba previsto (y quizá incurrir en un retraso de un año en el primer lanzamiento de prueba del cohete Ares), sino mantenerla en activo por si se hace necesario lanzar una misión de rescate. Pero si todo va bien, el transbordador despegará y se dirigirá al Hubble en un vuelo de 11 días. Durante la tercera jornada usará su brazo robótico para atraparlo, anclándolo en la bodega del vehículo. Los astronautas efectuarán hasta cinco paseos espaciales para llevar a cabo todos los objetivos programados. De hecho, el transbordador transportará seguramente todos los recambios en existencia para tenerlos disponibles en órbita en caso de que surja algún imprevisto.
Una vez reparado y actualizado, el Hubble será soltado de nuevo. Ningún otro transbordador volverá a visitarlo. Sin embargo, existe la posibilidad de que al final de su carrera de descubrimientos sea capturado de nuevo por un vehículo tripulado Orion, para ser equipado con un sistema de propulsión que permita su descenso y destrucción controlada. (Foto: NASA)
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