Un rápido estudio de la situación que impidió la salida de la cápsula Soyuz TMA-18 de la estación espacial internacional permitió llegar a la conclusión de que el problema se hallaba en los sensores de la escotilla del módulo Poisk. Dichos sensores se encargan de asegurar que la escotilla esté cerrada, antes de permitir la separación de una cosmonave, y dado que no detectaban dicha situación, los anclajes que mantenían bien sujeta a la Soyuz no se abrían. Mientras se trabajaba en resolver el fallo de los sensores, y dado que la escotilla estaba realmente bien cerrada, el cosmonauta Fyodor Yurchikhin colocó unos cables para hacer un puente y enviar así las señales correctas al sistema de acoplamiento. Los cosmonautas, pues, volvieron al interior de su nave y a las 02:03 UTC del 25 de septiembre se efectuaba la separación. A las 04:31 UTC encendían el sistema de propulsión para frenar el vehículo lo suficiente, que inició la reentrada atmosférica. A las 05:23 UTC, se posaba normalmente en las estepas de Kazajstán, cerca de Arkalyk. Los tres viajeros, Alexander Skvortsov, Tracy Caldwell Dyson y Mikhail Kornienko, fueron ayudados a salir de la Soyuz por las fuerzas de rescate y trasladados a un campamento provisional para una primera revisión médica. Después de 176 días en el espacio, 174 de ellos en la ISS, necesitarían algunas jornadas para aclimatarse a la gravedad terrestre. Después de las tradicionales ceremonias de bienvenida, los rusos serían enviados al centro de entrenamiento Cosmonauta Gagarin, en las afueras de Moscú, y la americana a Houston. (Foto: NASA/Bill Ingalls)
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