Finalizado el día de descanso, la NASA confirmó el lunes 17 de julio como la fecha oficial de aterrizaje para el Discovery. Este se produciría, si todo iba bien, a las 9:07 de la mañana, hora de Florida, completando así una misión de 12 días, 18 horas y 29 minutos, con una reentrada en la órbita 203. En caso necesario, el transbordador podría volver a intentarlo una órbita después. También se reservaron dos oportunidades para un posible aterrizaje en la pista de la fuerza aérea de Edwards, pero la agencia mantendría a Florida como máxima prioridad.
En el espacio, mientras tanto, el objetivo principal consistía en preparar al vehículo para el retorno, incluyendo la colocación del módulo logístico Leonardo en la bodega del Discovery. Vacío de su carga y de nuevo lleno con basura, resultados y equipos innecesarios (casi 2 toneladas), el Leonardo fue devuelto a sus soportes con total normalidad. Steve Lindsey y Thomas Reiter lo habían desactivado horas antes, tras lo cual cerraron su escotilla y comprobaron que todo estaba en orden. Después, hacia las 13:32 UTC del 14 de julio, Lisa Nowak y Stephanie Wilson utilizaron el brazo robótico de la estación para retirar el módulo y llevarlo hacia la bodega del transbordador, donde fue asegurado.
Después de esta crucial maniobra, Nowak y Wilson usaron el brazo del Discovery, unido al Orbiter Boom Sensor System, para efectuar una nueva inspección de una de las alas en busca de posibles daños, que resultaron ser inexistentes. La otra ala y el morro serían revisados al día siguiente, después del desacoplamiento.
El 15 de julio sería el de la despedida entre las dos tripulaciones. Después de una última sesión de transferencia de equipos y de reconfiguración de sistemas, los nueve astronautas se reunieron para decirse adiós en una tradicional ceremonia televisada, y a continuación se retiraron a sus correspondientes vehículos. Las escotillas entre ambos quedaron cerradas a las 08:15 UTC, y una vez comprobada la inexistencia de fugas de aire, se dio luz verde a la separación. Con Kelly a los mandos, el Discovery soltó su zona de amarre a las 10:08 UTC, iniciándose su lento alejamiento. A poco más de 100 metros de distancia, el transbordador accionó sus propulsores auxiliares para aumentar la velocidad de separación. Un segundo encendido, 50 minutos después del desacoplamiento, permitió al vehículo alejarse definitivamente del área de influencia de la ISS.
Tras abandonar el complejo, los astronautas del Discovery volvieron a utilizar su brazo robótico para inspeccionar el ala de estribor y el morro en busca de daños en las losetas térmicas. Finalmente, tanto el sistema OBSS como el propio brazo fueron anclados y desactivados. En la Tierra, los especialistas revisaron la información obtenida, certificando la ausencia de golpes que pudieran poner en peligro el descenso. En caso de haberse descubierto alguno, el Discovery podría haber regresado a la estación a la espera de una misión de rescate.
Durante los preparativos para la reentrada, los ingenieros constataron una pequeña fuga de nitrógeno en una de las unidades APU que producen energía hidráulica. Estas unidades son necesarias para diversos aspectos del aterrizaje, como el movimiento de alerones, y son redundantes. Un fallo en una de ellas no implica un gran problema, pero los especialistas continuaron investigando el fallo. Los astronautas, mientras tanto, efectuaron una limpieza final y almacenaron todos los equipos de la cabina que no se usarían para el descenso.
En la estación, Pavel Vinogradov, Jeff Williams y Thomas Reiter disfrutaron de un día libre, después de la intensa actividad de las jornadas anteriores. Reiter participaría más tarde en simulacros de evacuación y otras medidas de seguridad.
Al día siguiente, domingo 16 de julio, Lindsey y Kelly comprobaron los sistemas de aterrizaje del Discovery y los propulsores de control de trayectoria. Una prueba con la unidad APU que había dado problemas señaló que funcionaba perfectamente, y que la pequeña fuga que experimentaba se mantenía en los niveles esperados.
Las últimas horas en órbita se dedicarían a guardar equipos y a asegurar al Discovery para la reentrada. Los horarios previstos contemplaban un cierre de las compuertas de la bodega hacia las 09:27 UTC del 17 de julio. Una hora y 40 minutos después, los astronautas empezarían a sujetarse en sus asientos, y finalmente a las 11:48 UTC el control de misión daría luz verde (o no) para el encendido de los motores de maniobra que iniciaría el descenso definitivo. Con todo a punto, la única dificultad en el horizonte podía ser meteorológica. Las predicciones señalaban la posibilidad de lluvias en las cercanías de la pista del centro espacial Kennedy, que la harían inaceptable para el aterrizaje. (Fotos: NASA)
Space Shuttle