Con el cierre de las escotillas entre la estación espacial y el transbordador Endeavour, llegaba a su término una misión conjunta que ha durado 9 días y 52 minutos. Atrás quedaba la instalación del nodo Tranquility y de su cúpula, cuya inauguración incluyó la colocación en un lugar preferente de una roca lunar traída por la tripulación del Apolo-11 y que posteriormente fue llevada a la cima del Everest por el astronauta Scott Parazynski, y de otras pequeñas rocas de la mayor montaña de la Tierra. Se ponía así de relevancia, en cierta manera, la culminación de un largo proceso de ensamblaje del segmento americano, que ha durado varios años. Después de tan emotiva conclusión, los astronautas se fueron a dormir. Cuando despertaron, a última hora del viernes, empezaron a preparar el desacoplamiento del Endeavour para el regreso a casa. A las 00:54 UTC del 20 de febrero, se abrían los anclajes y el transbordador empezaba su lenta separación respecto al puerto de atraque PMA-2. Finalizaba de este modo su visita al complejo de 9 días, 19 horas y 48 minutos. Como ya es habitual, el piloto Virts se hizo con los mandos para dirigir la nave en su vuelo alrededor de la estación, permitiendo a los astronautas fotografiar y grabar en video la nueva configuración de la ISS. Después de eso, se activaron los motores del Endeavour para el alejamiento definitivo. El próximo paso sería una revisión final del escudo térmico, mediante la pértiga OBSS unida al brazo robótico del transbordador. Trabajando por turnos, Zamka, Hire y Robinson, y Patrick y Virts, inspeccionaron las zonas más delicadas de la astronave, el morro y los bordes de las alas, en busca de posibles daños producidos en órbita, como por ejemplo, el impacto de un micrometeorito. Durante la misión, los tripulantes habían descubierto algún impacto en las ventanas, pero nada serio. Las siguientes horas estarían dedicadas a preparar el Endeavour para el aterrizaje. Desde la Tierra, los expertos señalaban la alta probabilidad de que el mal tiempo en Florida y California impidiese la maniobra. Sin embargo, se siguió el procedimiento normal, esperando lo mejor. Se aseguró el brazo robótico, se probaron las superficies aerodinámicas y se ensayó el uso de los motores auxiliares de maniobra. También se configuró la cabina para el aterrizaje y los astronautas hablaron con la prensa. George Zamka, de origen colombiano, habló en español con varios medios televisivos. Después, iniciaron el último período de sueño. Cuando despertaron, recibieron las órdenes de proceder con la reentrada. Vestidos con sus trajes espaciales, cada uno ocupó su puesto, y a las 02:14 UTC del 22 de febrero se activaban los motores OMS para frenar la marcha y comenzar el descenso. El Endeavour acabó aterrizando normalmente en la pista 15 del centro espacial Kennedy, en Florida, a las 03:20 UTC. Finalizaba así su misión 24, las número 32 dedicada a la construcción y mantenimiento de la estación, y la 130 del programa de la lanzadera espacial. Fue también el aterrizaje nocturno número 23. La nave será ahora preparada para su próxima misión, prevista para el mes de julio. El próximo vuelo, sin embargo, estará protagonizado por el Discovery (STS-131), que debería despegar el próximo 5 de abril. (Foto: NASA/ Tom Farrar Jr.)