Informe Phoenix
La sonda Phoenix ha colocado su primera muestra de suelo marciano en el laboratorio químico de a bordo para analizar su grado de acidez. Los resultados ayudarán a los investigadores a averiguar si el hielo de agua que hay en el subsuelo se fundió alguna vez, y si éste posee otras cualidades favorables para la vida. Mientras tanto, se está discutiendo qué muestra enviar a continuación al analizador TEGA, en el cual se ha detectado una anomalía mecánica y eléctrica. Los científicos aún están estudiando los resultados del análisis de la primera muestra depositada en el TEGA. Este instrumento dispone de ocho células-horno, útiles para un único uso. Al intentar abrir las compuertas de la segunda célula, éstas se abrieron sólo parcialmente. Una primera revisión sugiere la existencia de una interferencia mecánica en esas compuertas y en las de otras tres células, por lo que se está estudiando cómo proceder. Las tres células restantes, por su parte, sólo permiten abrir por completo una de las compuertas y parcialmente la otra, pero el brazo robótico puede actuar bien con este problema. Por eso, se está planeando reservar las células con mayor capacidad de apertura para depositar muestras de hielo, que se comportan diferente que la tierra. Las razones de las dificultades técnicas se encuentran probablemente en la naturaleza de la primera muestra. Sus partículas se pegaban tanto entre sí que se necesitó una cantidad de vibración no prevista para que atravesaran la compuerta. Pero el motor usado para crear dicha vibración podría haber producido un cortocircuito en el cableado próximo a dicho horno. El temor a provocar otros cortocircuitos recomienda ser cauto en el uso de otras células. Además, las próximas muestras serán “rociadas” desde la pala excavadora sobre el instrumento TEGA, para facilitar el paso de las partículas. (Foto: NASA/JPL-Caltech/University of Arizona/Texas A&M University)
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