Un Nuevo Tipo de Explosión Supernova
Los estudios realizados mediante el telescopio espacial Chandra de la NASA, que opera en la gama de los rayos-X, han permitido aportar evidencias que apoyan la existencia de una nueva clase de supernova. En el trabajo también ha colaborado el observatorio XMM-Newton de la Agencia Espacial Europea.
Las imágenes enviadas de los restos de supernova DEM L238 y DEM L249, situados en una galaxia cercana (la Gran Nube de Magallanes), señalan una alta concentración de átomos de hierro. Ello implica, por un lado, que los restos son el producto de explosiones termonucleares de estrellas enanas blancas, el origen de un tipo bien conocido de supernova llamado Tipo Ia. Por otro lado, sin embargo, el gas caliente de los restos es mucho más denso y brillante en los rayos-X que lo habitual en esta categoría de supernova.
Las enanas blancas (el destino de nuestro propio Sol) suelen ser cuerpos estelares estables que no explotan por sí solos. No obstante, si forman parte de un sistema binario, pueden arrancar masa de su compañera y acabar estallando.
Los análisis de los resultados del Chandra y el Newton sugieren que las enanas blancas implicadas eran algo más masivas de lo habitual, ya que éstas suelen expulsar más material hacia su entorno. Si estas estrellas además comienzan a robar materia de una compañera, pueden acabar explotando en apenas 100 millones de años, un plazo mucho más corto que las supernovas de Tipo Ia conocidas.
En conclusión, si pueden explotar tan rápido, en términos astronómicos, pueden haber existido también mucho antes en la historia del Universo. Y dado que las supernovas de Tipo Ia se usan como unidad de medida para valorar la rapidez de la expansión del Universo, su estudio podría ayudar a estudiar dicha expansión en épocas pretéritas. (Foto: X-ray: NASA/CXC/NCSU/K.Borkowski; Optical: NOAO/CTIO/MCELS)
Las imágenes enviadas de los restos de supernova DEM L238 y DEM L249, situados en una galaxia cercana (la Gran Nube de Magallanes), señalan una alta concentración de átomos de hierro. Ello implica, por un lado, que los restos son el producto de explosiones termonucleares de estrellas enanas blancas, el origen de un tipo bien conocido de supernova llamado Tipo Ia. Por otro lado, sin embargo, el gas caliente de los restos es mucho más denso y brillante en los rayos-X que lo habitual en esta categoría de supernova.
Las enanas blancas (el destino de nuestro propio Sol) suelen ser cuerpos estelares estables que no explotan por sí solos. No obstante, si forman parte de un sistema binario, pueden arrancar masa de su compañera y acabar estallando.
Los análisis de los resultados del Chandra y el Newton sugieren que las enanas blancas implicadas eran algo más masivas de lo habitual, ya que éstas suelen expulsar más material hacia su entorno. Si estas estrellas además comienzan a robar materia de una compañera, pueden acabar explotando en apenas 100 millones de años, un plazo mucho más corto que las supernovas de Tipo Ia conocidas.
En conclusión, si pueden explotar tan rápido, en términos astronómicos, pueden haber existido también mucho antes en la historia del Universo. Y dado que las supernovas de Tipo Ia se usan como unidad de medida para valorar la rapidez de la expansión del Universo, su estudio podría ayudar a estudiar dicha expansión en épocas pretéritas. (Foto: X-ray: NASA/CXC/NCSU/K.Borkowski; Optical: NOAO/CTIO/MCELS)
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