El Spitzer Investiga la Zona de Peligro
El observatorio espacial Spitzer de la NASA ha estudiado diversas estrellas y ha permitido a los astrónomos determinar las llamadas “zonas de peligro”, el territorio alrededor de ellas donde existen posibilidades de que no lleguen a formarse planetas debido a la influencia de la radiación y el viento estelar procedente de otras estrellas cercanas y súper-calientes. Según las investigaciones, las estrellas relativamente frías podrán desarrollar planetas siempre y cuando se encuentren a más de 1,6 años-luz de una estrella caliente. De lo contrario, sus protoplanetas acabarán siendo disgregados. Dado que las estrellas se mueven constantemente, acercándose las unas con las otras, es difícil determinar si podrán o no desarrollar planetas. Una aproximación excesiva durante la fase crucial a una zona de peligro, puede condenar a una estrella a quedarse sin planetas para siempre, aunque después abandone dicha zona. Los astrofísicos creen que los planetas suelen formarse durante la paulatina acumulación de grumos de materia presentes en un disco de gas y polvo plano, girando alrededor de su estrella. A medida que crecen, estos grumos aumentan su gravedad, barriendo además el espacio circundante, hasta formar planetas más o menos grandes. Pero estos discos protoplanetarios, resultado del propio proceso de formación de la estrella, pueden ser destruidos si otras estrellas mucho mayores y más calientes, llamadas estrellas O, se encuentran cerca durante un período de un millón de años. Su radiación ultravioleta calienta y evapora el polvo y el gas del disco, y el viento estelar arrastra el material, dispersándolo. Este proceso ya ha sido observado por el Spitzer. Gracias a su telescopio infrarrojo, los astrónomos han efectuado una búsqueda sistemática de discos protoplanetarios, situados dentro y fuera de la zona de peligro. En concreto, han buscado discos alrededor de unas 1.000 estrellas de la Nebulosa Roseta, situada a 5.200 años-luz de la Tierra. Estas estrellas tienen masas situadas entre una décima y cinco veces la del Sol, y tienen entre 2 y 3 millones de años. Todas están cerca de al menos alguna estrella de tipo O de la misma región. Así, más allá de la zona de peligro, aproximadamente el 45 por ciento de las estrellas tenían discos protoplanetarios (el mismo porcentaje que en regiones sin estrellas O). Dentro de la zona de peligro, sólo el 27 por ciento tenía discos, cifra que se reducía a medida que la estrella O correspondiente se encontraba más cerca. Es decir, la zona de peligro es esférica, y sus efectos dañinos son peores cerca de su centro. (Foto: NASA/JPL-Caltech)
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