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martes, 13 de junio de 2006

Anécdotas Espaciales (5): Dios Proveerá

Rudolph Nebel fue uno de los máximos impulsores del desarrollo de la cohetería alemana antes de la Segunda Guerra Mundial. Su peculiar personalidad, que le hacía siempre intentar destacar sobre los demás, auto-promocionarse y alcanzar grandes logros, chocaba frecuentemente con la dura realidad: la falta de presupuestos. A pesar de todo, utilizaba todo su ingenio para lograr los objetivos.
Un grupo de entusiastas encabezados por Nebel y otros pioneros, iniciaron el diseño de sus primeros cohetes de propergoles líquidos apenas iniciada la década de 1930. Unos se encargaban de la complicada ingeniería necesaria, y Nebel se ocupaba de conseguir el dinero y los materiales.
Su forma de actuar era curiosa. Un día visitó una empresa importante (Siemens), y arrojó sobre alguno de sus directivos un autentico torrente de ambiciosos planes respecto a los cohetes, que incluían viajes al otro lado de la Tierra y a la Luna. Su interlocutor no pudo dejar de sentirse impresionado por ello, pero ante la remota posibilidad de que se hicieran realidad, aceptó cooperar sólo en especias: un camión lleno de barras de soldadura. Sin desalentarse, Nebel se acercó al taller de soldadura de la ciudad y allí llegó a un acuerdo con su propietario: las barras a cambio de los servicios de un soldador experimentado. De esta forma, los tanques de combustible del cohete Mirak y las partes de su motor fueron construidas por la mejor mano de obra, a un precio irrisorio. (Foto: Archivo del Autor)

6 comentarios:

Unknown dijo...

Eso es visión de negocio ;-)

Manuel Montes dijo...

Y que lo digas! :)

JCasado dijo...

Justamente estoy leyendo ahora sobre estas historias, y hay otras anécdotas curiosas al respecto. Parece que lo de la mano de obra cualificada era un problema serio para el grupo de aficionados, que no tenían "ni un duro" para contratar esos servicios. Así que, aprovechando las penurias de la Gran Depresión, con un paro galopante en Alemania, en ocasiones también "contrataban" los servicios de obreros cualificados a cambio de un plato de comida o de alojarse en los barracones del campo de pruebas.
Lo de buscar donativos era una de las principales actividades de los miembros de la asociación en esa época: cuando un jovencito Von Braun acudió ofreciendo sus servicios a Hermann Oberth ofreciéndose a hacer "lo que hiciera falta", Oberth vio el cielo abierto: su primera tarea sería la desagradable misión de atender mesas petitorias, e ir de puerta en puerta vendiendo sus ideas.

Manuel Montes dijo...

Y Goddard, en Estados Unidos, todo se lo hacía en casa, con ayuda de la Smithsonian... Qué mérito tenía este hombre!

JCasado dijo...

Mérito desde luego, pero es que debía ser un poco rarito el chico... y así le fue. El individualismo no lleva a nada en estos temas; puede que en ciencia teórica pura sí, pero no en la aplicada.

Manuel Montes dijo...

El disgusto que tuvo Goddard cuando examinó una V-2 capturada... Muchos de sus inventos ahí estaban, reinventados por otros. Más que Goddard, el problema estuvo en la ceguera del Ejército para con la citada tecnología. Pero algo individualista sí fue, rechazando las ofertas de colaboración de la AAS y de otros grupos de la época, por temor al robo de patentes. Total, para lo que le sirvió. La NASA pagó por ellas mucho después de su muerte.