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lunes, 26 de marzo de 2007

Informe ISS

Los tripulantes de la expedición número 14, a bordo de la estación espacial internacional, han trabajado durante los últimos días en experimentos que serán muy útiles para futuras misiones de larga duración a la Luna y Marte. Tanto Michael López-Alegría como Suni Williams se turnaron en un experimento llamado Anomalous Long Term Effects in Astronauts' Central Nervous System, que estudia cómo afecta la radiación cósmica a las ondas cerebrales. Utilizaron un gorro para electroencefalogramas, cuyas lecturas de sus funciones cerebrales fueron transmitidas a un ordenador. Además, sobre la gorra, se utilizó un casco de diseño italiano que utiliza varios sensores para registrar simultáneamente la cantidad y los tipos de rayos cósmicos que atraviesan la estación y las cabezas de los sujetos. La radiación cósmica se halla mucho más presente a distancias grandes de la Tierra, así que los médicos espaciales necesitan saber cómo afectará ésta a los viajeros interplanetarios, incluyendo si perjudicará o no su rendimiento cognitivo.
Los dos astronautas americanos también trabajaron en un experimento llamado Nutritional Status Assessment, que hace un seguimiento sobre cómo procesan sus cuerpos los nutrientes en el espacio y cómo los alimentos se ven afectados por su almacenamiento a largo plazo en dicho entorno.
El comandante ha proporcionado durante la pasada semana las muestras finales para otro experimento, el Renal Stone Risk during Spaceflight: Assessment and Countermeasure Validation, que intenta valorar la eficacia de un fármaco utilizado en la Tierra para prevenir la formación de cálculos renales.
Por su parte, el ruso Mikhail Tyurin ha estado ocupado con experimentos relacionados asimismo con los rayos cósmicos y la radiación de fondo. Ha usado para ello aparatos rusos de medición, cuyos resultados servirán para cotejar los obtenidos por sensores americanos.
La tripulación ha continuado la mejora de la red de ordenadores del complejo orbital. La citada red será 10 veces más rápida que la actual, y evitará el uso de cables que ahora se extienden entre el segmento ruso y el estadounidense. Es una labor que debía hacerse más adelante, pero que es posible acelerar ahora debido al retraso en la llegada de la misión STS-117.
Todo está a punto para que el 27 de marzo se separe de la estación la nave de carga Progress 23P. Llena de basura, se destruirá en la atmósfera terrestre. Sus tanques de oxígeno han sido ya vaciados completamente (en dirección a los acumuladores de la estación), y el sistema de propulsión ha sido verificado para una separación correcta. Una vez la Progress lo haya dejado vacante, los astronautas llevarán el jueves 29 hasta su puerto de atraque en el módulo Zvezda a su nave Soyuz TMA-9. (Foto: NASA)


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