Tecnología Para Un Telescopio de Espejo Líquido en la Luna
Los científicos e ingenieros han acercado un poco más la posibilidad de que en el futuro se puedan instalar telescopios astronómicos en la superficie de la Luna, gracias a una tecnología que permite dar forma a espejos líquidos gigantes. El proyecto, apoyado por la NASA, habla de un telescopio infrarrojo cuya apertura podría ir de 20 a 100 metros de diámetro, es decir, capaz de observar objetos entre 100 y 1.000 más débiles que lo que está previsto pueda lograr el James Webb Space Telescope, el sucesor del Hubble. Gracias a ello, los científicos podrían ver fenómenos que ocurrieron en las primeras fases del Universo, poco después del Big Bang. El Institute for Advanced Concepts de la NASA financió los estudios, con el objetivo de demostrar que el futuro regreso de los astronautas a la Luna aportará importantes avances en diversas áreas de la investigación astronómica. El espejo basto será llevado por los astronautas hasta su lugar de trabajo, dentro de una especie de tambor, y se abrirá como un paraguas. Luego, se verterá sobre él el líquido que le dará el aspecto pulido y reflectante necesario para las observaciones. El citado líquido está hecho con sales iónicas, que permanecen en ese estado fluido incluso a temperaturas muy bajas. En los experimentos se han depositado capas de partículas de cromo en el líquido y luego una capa de partículas de plata. La reflectancia aún no es perfecta, pero se trabaja para conseguirlo en los próximos años. El primer telescopio con espejo líquido podría estar listo hacia el 2020.
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